En sus obras instinto y razón renuncian a la eterna lucha, para dar vida a un diálogo cerrado: el color se tiende en la espontaneidad del gesto, se defiende dentro de grumos de materia, él assotiglia y camina ligero fragmentándose según ritmos musicales. Es trabado, hecho fluir y de nuevo convoyado, cristalizado y goteado, aliviado y obsceno más allá de los confines del soporte para buscar nuevas dimensiones comunicatividades.
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